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de Robin Hunter Blake
5th - 7th September
C/ dels Codols, 16 08002 Barcelona
“Acérquese quien se atreva: pues ningún aqueo podrá vencerme en el pugilato. A quien se me oponga le desgarraré la piel, y que sus compañeros estén listos para recogerlo.”
Así se expresó, y todos quedaron silenciosos. Tan sólo Antíloco, varón igual a un dios, se levantó. Le ataron el cinturón, le dieron correas de piel de buey salvaje, y bajó a la arena. Ambos contendientes comparecieron. Sus fornidos brazos se entrelazaron y el sudor los unía. Entonces, el divino Epeo, dio un golpe en la mejilla de su rival; y Antíloco no siguió en pie largo tiempo, pues sus hermosos miembros desfallecieron.
Como cuando el Bóreas azota la arena y una bestia salta antes de hundirse entre el polvo, así queda el vencido, suspendido entre instantes. Alma y carne parecen separarse y verse cara a cara, tornándose estatua en movimiento.
El magnánimo Epeo, con cuidado, levantó al derrotado para que sus compañeros lo sacaran del circo. El rey ordenó que se entregara la copa al vencedor. Mas no sabían que Antíloco se supo ganador: pues aun quien no hiere, al ser herido conoce que vive.
A. Belli